Cuando
dejo de luchar:
Cuando
dejo de luchar contra esta enfermedad, me dejo llevar por lo mas cómodo y me
abandono a dejar pasar ese mal día que me toco, más malo que los de
costumbre, caigo en la cuenta que voy
hacia atrás, que mi cuerpo se acomoda a no hacer y yo quiero volver a arrancar,
pero él se queja, como esa puerta que tiene la bisagra oxidada y hace ruido, tienes
que
hacer
más fuerza para poder abrirla, pues a mi cuerpo le sucede lo mismo y no quiere
arrancar.
Yo
sé que no debo permitirle, a mi cuerpo, esa comodidad, soy consciente que si un día,
un solo día, dejo que sea el quien tome las riendas de la marcha, ese día será
el comienzo de la marcha atrás.